jueves, 13 de agosto de 2009

No me mueve, mi Dios



No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.



Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.



Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.



"Dios ha escogido más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es. Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios. De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención, a fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en el Señor".(1 Cor 1,27-29).

lunes, 3 de agosto de 2009

Si no vas a ser santo, no te ordeno sacerdote


Esto fue lo que dijo el Siervo de Dios Monseñor José María García la Higuera, antes de ordenar a Monseñor Cañizares. "Si no somos santos ¿Para que somos sacerdotes?, Si somos sacerdotes, ¿por qué no somos santos? El sacerdote, otro Cristo por la participación ontológica en su sacerdocio, tiene que ser otro Cristo en la vivencia como Él de ese ser sacerdotal. Además de sacerdote santo, el sacerdote debe ser víctima, sacerdote hostia: unida a Cristo, unido siempre con Él, «ofrecida, consagrada y entregada, consumida en comunión"

D.José María explica que son tres las palabras antisacerdotales:
"La palabra fracasar. No se fracasa. Trabajamos. ¿Qué no hemos conseguido? ¡Déjate de conseguir! El fruto no sabes cuándo viene, ni dónde, ni cómo. El Evangelio dice que nada quedará sin recompensa, y una frase proverbial afirma que no hay ni una gota de sudor sin premio. Bien. Pues también es cierto que no hay ni una gota de sudor sin fruto. Ahora, eso sí, deja al padre de familia que lo administre. Luego, no es palabra sacerdotal, sino que es antisacerdotal la palabra "fracasar".
Es antisacerdotal la palabra reservarse. ¿Reservarse, para qué, para cuándo?
-Es que las cosas...hay que reservarse...
¡No entien
do esa palabra! ¿Para qué te reservas? Como aquel que decía: "Vamos a ver cuánto dura un obispo bien cuidado". Durará muchísimo, o quizás menos, porque se pudre y apolilla.
La palabra reservarse no tiene explicación ninguna. Ahora, que administres bien las cosas, que no seas un loco, que no seas un suicida- que, a veces, no hay suicida que valga, sino mucho, mucho de...-Esa palabra, reservarse, no es sacerdotal. No me reservo ni en tiempo, ni en salud. No. No. No. No me reservo nada.
Tercera palabra: jubilarse. Ciertamente, y está muy bien la ley de la iglesia que preceptúa que nos jubilemos; porque, antiguamente, se discurría a base de "morir al pie de cañón": hermoso, valiente, y 80, y 90 años...Sí, sí, "morir a pie de cañón". Pero hay que decir ahora:
-Perdone; no se trata de "morir a pie de cañón"; se trata de dejar vivir a los demás. ¿Entiende? De manera que, en este caso, jubílese, jubílese en buena hora.
Pero no lleves la palabra "jubilación" a sestear lo que te queda de vida. Siempre podrás decir algo: predicar. Siempre podrás hacer algo: apostolado. Y, si no puedes ni aun eso, siempre podrás decir misa. Y si, ni aun eso, siempre podrás amar, amar. No te jubiles: estáte siempre en vilo. Estáte siempre actuando, de la forma que sea, aunque sea en silencio, aunque sea en tu lecho de dolor, aunque sea en tu silla de inválido. Pero ahí está tu corazón, ahí está tu alma."


Habla del Santo Rosario, para aquellos que critican de que es "rutinario y monótomo":

"En realidad de verdad, los monótomos y rutinarios son los que lo desnaturalizan y deforman con su modo irreflexivo de practircarlo. Les acaece como a quien llamara monótomo a un piano por no saber o no querer tocar más que una sola de sus teclas. En el rosario bien practicado, cada avemaría tiene una resonancia peculiar en el espíritu de quien lo reza, como expresión parcial de la riqueza inagotable de los misterios que debe animar y vivificar ese mismo rezo."
Y añade: "La responsabilidad de este mal comportamiento la compartimos cuantos compartimos la obligación de la educación cristiana de los fieles, en especial de los niños y de los jóvenes".

Habla a las cofradías:

"Toda Hermandad de Penitencia tiene que ser profundamente, hondamente, esencialmente eucarística. Porque tiene que ir de la imagen a la realidad. Porque tiene que ir del retrato a la persona. Porque nadie deja a su madre, que está sentadita en una mecedora en el rincón de la sala, por ir a contemplar, encima del armario, el retrato de hace veinte años. Sino que va a su lado. Y aun cuando yo mire el retrato de mi madre, será no solo para contemplar la belleza de la fotografía, sino para acordarme de ella. Si la tengo ahí al lado, miraré a la fotografía, pero a quién besaré y a quien abrazaré será a ella, no a la fotografía"


Unos versos de D. José María, que muestran su amor a la Virgen y la sencillez de un niño:

Tengo estampa de mi Madre
de mi Madre, estampa tengo,
que yo beso al levantarme,
y al acostarme, yo beso.
Y la beso muchas veces,
pues soy su hijo, y la quiero.
Así pasaré mi vida
entre besos y más besos,
hasta que llegue la muerte
y al fin, la bese en el cielo.
Allí seré mi corazón
que ardió en santos deseos,
que a solas orar gustaba
y sufrió mucho en silencio.
Seré alabanza de gloria,
hostia, sacerdote eterno.
Y cantaré eternamente
el amor de tanto beso
.