sábado, 31 de enero de 2009

miércoles, 28 de enero de 2009

San Juan de la Cruz, contemplando al Señor crucificado, decía:



"Ahora entiendo, Señor, por qué te has quedado sin amigos"




Sólo hay una meta en la vida: Amar. ¿y qué vas a querer mejor para alguien que viva eternamente feliz, su salvación?

Señor, a ti te escupieron, te insultaron, te crucificaron. Todos tus amigos se fueron, te abandonaron, ¿dónde estaba Señor, dónde estaban aquellas cinco mil personas que te seguían? aquellas miles de personas que escuchaban tus parábolas, todos aquellos que curastes, aquellos que hicistes milagros, dónde Dios mío, dónde están Señor? Y apesar de todas las humillaciones, de la flagelación, de los insultos, tu implorabas a Dios:
"Señor, perdónales porque no saben lo que hacen"
¿Existe acaso un Amor más grande?



Ahora entiendo Señor, ahora entiendo, por qué te quedastes sin amigos...

lunes, 19 de enero de 2009


"Ladran, luego...cabalgamos!"(El Quijote)

jueves, 15 de enero de 2009

Enamorarse de Dios


Enamorarse de Dios es una divina locura.
¿Pero es que el amor no tiene en sí un algo de locura?

Loco es quien crea en su interior un mundo que no existe en realidad. Todo amor forma en sí y para sí el mundo de cualidades con que cree ver adorada a la persona amada. Así es el amor humano, aunque no el divino. Dios es el summun de toda perfección y cualidad. Perfección Infinita, independientemente de nuestro limitado pensar y querer.

El que ama se sale de lo ordinario, de lo normal de ese camino trillado por donde va la masa de los que vegetan.
Conozco a X. Es un enamorado de la música; no se pierde una audición nacional o extranjera. A todas horas tiene encendida la radio, y no se separa de ella un momento mientras sepa que emiten música para selectos. Se ha gastado una fortuna en hacerse con una discoteca escogidísima. Se sabe de memoria obras enteras de los más famosos compositores de todos los tiempos. Es un enamorado de la música.
Tú, que esto meditas, eres un alma enamorada del arte; asistes a todas las conferencias de arte que se dan en la ciudad. Todo libro nuevo sobre arte va a engrosar tu bien surtida biblioteca; tienes relación con no sé cuántos artistas; frecuentas períodicamente tertulias literarias. Tú casa está llena de cuadros, esculturas, obras de arte de todo género. Mientras los otros miembro de tu familia, al llegar a una ciudad, se van a contemplar panoramas, tipismos o a visitar amistades, tú visitas museos, iglesias, pinacotecas y cuanto de artístico te indica la guía turística...Eres un alma enamorada del arte.

Aquella amiga tuya se enamoró de su prometido. Cuando salís las dos solas, no hace sino hablarte de él, compararlo con otros, decirte sus gustos, cualidades... Y cuando contigo no está, piensa en él, le escribe a diario, habla con él frecuentamente por teléfono, recibe sus visitas, sueña con él, dormida y despierta. Está enamorada.
Por estos ejemplos arrancados de nuestro diario vivir, ¿te das cuenta de que sólo a Dios amamos con parsimonia?
El que calcula, no ama. Y todo aquello que sea amar a Dios lo premeditamos antes bien :

"No; que eso va a llamar la atención,...No: eso, no; que no se den cuenta los demás, no sea que me vayan a tener por...¿Darse a Dios? Todo tiene su medida"

¡De modo que no te importa que los demás te sepan enamorado del arte, de tu esposa, de tus hijos, de tu novia, y te da reparo que te sepan enamorado de Dios! ¿Calculas sólo con Dios? Luego no le amas. Los corazones calculadores suelen pecar de egoístas.

¡Enamorarse de Dios!

¿Reparaste en que el amor que Dios te tiene a ti no es precisamente un amor de cálculo, de segunda intenciones? Medítalo.

-¡Con un bautismo de sangre tengo que ser bautizado, y cómo me siento constreñido hasta que se cumpla!
-Fuego he venido a poner a la tierra, ¿y qué he de querer, sino que arda?
-Nos amó hasta el fin.
-Se entregó a sí mismo por nosotros.
-He aquíi el corazón que tanto ha amado a los hombres y que en recompensa no ha recibido sino olvido e ingratitud.

Y, como si no pudieras resistir nuestra fría en el amor, se nos muestra mil manera ingeniosas, que exigen nuestra rendida entrega sin servicio. Aparece con el pecho desgarrado exhibiéndonos su Corazón en llamas. Aparece en la cruz, roto, maltrecho, para que veamos hasta donde llega en sus excesos de amor por nosotros. En Belén se nos muestra como Niño chico, a fin de atraernos con la gracia de lo pequeño. En el Sagrario se nos muestra convertido en alimento de nuestro fatigoso caminar. En el Calvario, como llamarada de fuego y amor, consumiéndose a poder de un sacrificio total.
Es como para proclamar: ¡Pobres de nosotros si Cristo nos amara con la misma parsimonia con que nosotros le amamos a El! ¡Pobre de nosotros si, por no llamar la atención, no hubiera subido Cristo a la Cruz ni se hubiera quedado con nosotros en la Eucaristía!
Me escribiste un día preguntando: "Padre, ¿en qué medida he de amar a Jesús?" Y te respondí con San Bernardo: "La medida del amor a Dios es amarlo sin medida."

¡Enamorarse de Dios! ¡Qué aventura inaudita para un corazón humano!
"Busqué el rostro de Dios sirviéndome de dos lámparas que me habían indicado: la comunión cotidiana y la meditación. Sumir a Dios y pensar en El. Y Dios, que no tarda nunca para quien le espera con afán, que corre al encuentro de quien le busca, que abre al que llama, me mostró su rostro", escribe Carlos Carreto.

¡Enamorarse de Dios! Poder decir sinceramente, exactamente: "Tú eres la razón de ser de mi existencia. "Tú eres el contenido de mi vida", porque te has identificado con El por la quimérica hazaña del amor.
Que no te importe, cuando los demás hablen de ti, que tengan que confesar: "Un pobrecito tocado por Dios."¿Es que pueden darte alabanza mayor?


"Íntimas" del padre redentorista: Lopez Arroniz.

lunes, 12 de enero de 2009

El poder de la oración


Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».(Mt 7,7-12)

Y esque muchas veces, tenemos mucha desconfianza en la oración, si no lo vemos ya, si no se nos da ya lo que queremos, desistimos, y lo que aun es peor, si no recibimos lo que queremos, nos enfadamos. El otro día en la misa de siempre, con estas parecidas palabras se dijo:
"Porque la crisis de hoy, ha comenzado cuando se ha dejado la oración. Puesto que la gente no reza, y los que rezan, rezan muy poco. La crisis comenzó, cuando el hombre dejó de mirar a Dios, y comenzó a mirarse a sí mismo. Cuando no se tiene a Dios en el corazón, ahí si hay guerras y odio" (D. Fernando)

Y Dios Padre, siendo infinitamente más bueno de lo que nos imaginamos, conociendo lo que nadie conoce de nosotros, viendo desde lejos nuestros pensamientos y sentimientos, sabiendo lo que nos falta antes de que se lo pidamos,...decidimos no recurrir a El. Y ya nos lo dijo, "Sín Mi no podéis hacer nada" El otro día, en un email recibí, las tres respuestas que Dios puede dar a tu oración.

"Sí"
"Todavía no"
"Tengo algo mejor preparado para ti"

Confianza. Como decía Sta. Faustina, la confianza es la vasija donde están todas las gracias que Dios derrama en nosotros, sin ella nada podemos conseguir.
Dicen los santos, que si conociéramos cuanto Dios nos ama, moriríamos de felicidad.

Ojalá Señor, podamos demostrarte en esta esfímera vida, un poquito de todo el amor que tú nos has demostrado.

viernes, 9 de enero de 2009


Al sabio se le reconoce por sus pocas palabras (San Benito)


domingo, 4 de enero de 2009

Lucecitas en el camino

Cuando te venga el pensamiento de excusarte, dí: Jesús era inocente, y acusado, calló: yo, que soy tantas veces delincuente, ¿osaré justificarme?

La Cruz es un tesoro precioso, que debemos guardar en silencio por temor a que nos lo roben.
El Sagrado Corazón difícilmente reinará en un corazón en que reina demasiado el amor del placer.

Cualquier juicio que los hombres formen de mí, no puede hacerme diferente a los ojos de Dios.

Muchas veces por querer hacer demasiado, lo echamos a perder todo, y obligamos al Señor a que nos deje hacer y se retire enojado.

Nuestro corazón no se ha hecho más que para Dios: ¡Ay de él si se contenta con menos que con Dios, o si alimenta cualquier otro fuego que el de su puro amor!

Los negocios tocante a la gloria de Dios, son muy diferentes de los del mundo, en los cuales hay que moverse mucho; pero en los de Dios es menester contentarse con seguir su inspiración, y después dejar que obre la gracia y secundar cuanto podamos sus movimientos.

Fuente: Máximas de Sta. Margarita de Alacoque.

jueves, 1 de enero de 2009

Año paulino: Sed valientes, huid. Fortaleceros en Cristo: Id contracorriente.

En una casa grande no hay sólo vasos de oro y plata, sino también de madera y de barro; y los unos para usos de honra, los otros para usos viles. Quien se mantenga puro de estos errores será vaso de honor, santificado, idóneo para el Amo, dispuesto para toda obra buena. Huye de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz con todos lo que invocan con puro corazón. Evita también las cuestiones necias y tontas, sabiendo que engendran altercados, y al siervo del Señor no le conviene altercar, sino mostrarse manso con todos, pronto para enseñar, sufrido, y con mansedumbre corregir a los adversarios, por si Dios les concede el arrepentimiento, y reconocer la verdad y volver en razón, libres del lazo del diablo, del que están cautivos, bajo su voluntad.
(Carta a Timoteo 2, 20-26)

Cuanto a vosotros, hermanos, no viváis en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Por consiguiente, no durmamos como los otros, sino que estemos vigilantes y vivamos sobriamente. Los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros hijos del día, seamos sobrios, revestidos de la coraza de la fe y de la caridad y del yelmo de la esperanza en la salvación por nuestro Señor Jesucristo.


(Carta a los Tesalonicenses 4, 4-9)