domingo, 4 de enero de 2009

Lucecitas en el camino

Cuando te venga el pensamiento de excusarte, dí: Jesús era inocente, y acusado, calló: yo, que soy tantas veces delincuente, ¿osaré justificarme?

La Cruz es un tesoro precioso, que debemos guardar en silencio por temor a que nos lo roben.
El Sagrado Corazón difícilmente reinará en un corazón en que reina demasiado el amor del placer.

Cualquier juicio que los hombres formen de mí, no puede hacerme diferente a los ojos de Dios.

Muchas veces por querer hacer demasiado, lo echamos a perder todo, y obligamos al Señor a que nos deje hacer y se retire enojado.

Nuestro corazón no se ha hecho más que para Dios: ¡Ay de él si se contenta con menos que con Dios, o si alimenta cualquier otro fuego que el de su puro amor!

Los negocios tocante a la gloria de Dios, son muy diferentes de los del mundo, en los cuales hay que moverse mucho; pero en los de Dios es menester contentarse con seguir su inspiración, y después dejar que obre la gracia y secundar cuanto podamos sus movimientos.

Fuente: Máximas de Sta. Margarita de Alacoque.

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