miércoles, 26 de noviembre de 2008

El humilde es quien goza del autoestima más alta

Tanto la humildad como la autoestima, parece que son dos conceptos contradictorios. Pero no es así. Veamos que es la humildad:

Humildad:
Etim.: del latín humilitas, abajarse; de humus (tierra)
La virtud moral por la que el hombre reconoce que de si mismo solo tiene la nada y el pecado. Todo es un don de Dios de quien todos dependemos y a quien se debe toda la gloria. El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de Dios es un valor muy superior. Es así libre para estimar y dedicarse al amor y al servicio sin desviarse en juicios que no le pertenecen.
La humildad no solo se opone al orgullo sino también a la auto abyección (auto humillación) en la que se dejaría de reconocer los dones de Dios y la responsabilidad de ejercitarlos según su voluntad.


Según Santa Teresa:El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que un hombre es más humilde crece una visión mas correcta de la realidad.
Y definimos el autoestima como: Valoración generalmente positiva de sí mismo(Real Academia de la lengua)
Pues bien, llegados a este punto nos preguntaremos: ¿Cómo ser humilde y tener el autoestima alta? ¿No es contradictorio?
Pues no, más bien todo lo contrario, son dos cosas que van de la mano. A medida que una persona se hace humilde, comienza a conocerse a sí mismo, y a tener una idea más clara de la realidad. Acepta que todos los dones que posee son un regalo que se le ha dado gratuitamente, y que él no ha hecho nada para ello. Comienza a darse cuenta, que todos son dones dados por Dios, y que él no tiene nada. Al ver este gran contraste, su nada, con todo lo que Dios le da. No puede sino más que estar agradecido, feliz, y deseoso de ponerlo al servicio de los demás. De compartir todos sus dones a todas las demás personas, que quizás no han tenido la suerte de saber aquello que sabe, o de tener esa habilidad que los demás no tienen, o en fin, esas gracias que Dios le ha dado exclusivamente a él. Por ello, la persona verdaderamente humilde estima todo lo bueno que hay en él, es decir, estima, aprecia, agradece y ama todos los dones que Dios le ha dado, y considerándose él como la nada, e inmerecedor de tan gran regalo. La persona humilde, no se defrauda ni siente frustración, porque si las cosas le salen mal no le parece extraño, ya que éste considerándose nada, no le parece raro que mal usara los dones concedidos, o que las cosas no le salieran como lo esperado, abandonándose a Dios, todo bondad y misericordioso.

En el sentido contrario, hoy precisamente, lo que no abunda es la humildad, sino el defecto contrario el orgullo. La persona que no es humilde, tiene una visión más distorsionada de la realidad, y no percibe tanto que esas cosas le hayan sido dadas gratuitamente, más bien se ve merecedor de tan gran regalo, o atribuye todos estos dones productos de sus propias manos. Esto hace que se sienta enaltecido, y más que los demás(=endiosamiento). Considerando que los otros, no pueden ser más que él, por tanto siempre estará en continuo deseo de querer tener todo lo que no tiene. Estamos ante una persona que no estime tanto todo lo bueno que le ha sido dado, sino más bien en el fondo,la persona con fata de humildad estima todo como insuficiente y poco, para lo que él se merece. Estando frecuentemente triste, o insatisfecho, o de mal humor cuando las cosas no salen como él quiere(amor propio), desvalorizando los dones que se le han dado, y por tanto mal utilizándolos, y perdiendo más que ganando. Es probable que sienta frustración "¡Cómo le van a salir las cosas mal, a él!", o sintiéndose rabioso de no haber logrado lo que se proponía. Frecuentemente, intenta rellenar ese vacío que le deja la soberbia, la falta de amor, con vanos objetivos como: el dinero, la fama, el ser buen visto y aplaudido por los demás, el alcohol, las drogas, la promuiscuidad,la ciencia,...

Ama al prójimo como a ti mismo. Y...¿qué amo de mí?¿Si no soy más que nada y miseria?...Ama los dones y gracias que Dios te da gratuitamente, agrádecelos, trabájalos, y ponlo al servicio de los demás, en sintonía con la Voluntad de Dios. Cuando ames todo aquello humildemente, serás capaz de ver a Dios en los demás, y amarlos también. Encontrando aquí, tu verdadera felicidad.

Quieres subir a una alta montaña, y Dios te quiere hacer bajar, pues te espera en el fondo del valle de la humildad. (Santa Teresa de Lisieux)
La humildad, necesaria para amar. Cuanto más vacíos estamos de la hinchazón de la soberbia más llenos estamos de amor .Hacedme amar la humildad, que yo desaparezca, "que me conozca para aborrecerme y a ti para amarte.(San Agustín)
La humildad es andar en verdad. (Santa Teresa)
¿Por qué hoy en día hay tantos problemas de autoestima?¿Tantos psicólogos? La respuesta es clara: al alejarse el hombre de Dios, éste comienza a alabarse a sí mismo por todo aquello que tiene, y comienza ese proceso de "endiosamiento" y ese vacío que le deja el orgullo, hace que no encuentre paz, e intente rellenar ese hueco con todo lo que el mundo le ofrece, que no es más que vanidad. De aquí tantos problemas de ansiedad...

En conclusión:

La humildad, despreciar todo aquello que tienes que despreciar de ti. Através de esta virtud, se llega a la autoestima:
La autoestima es estimar todo aquello que puedes estimar de ti, es decir, todo lo bueno que procede de Dios, todos esos dones y gracias que hay en ti.

La humildad, la escalera al cielo: JESÚS, MODELO DE HUMILDAD PERFECTA.
Comentario a la carta de San Pablo a los filipenses (Flp, 2, 6-11)
"Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo... Y así, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz..."


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen post.
Me encantó leerlo.

Saludos,
Mariana

Gracias.