sábado, 22 de noviembre de 2008

San Agustín nos habla:"Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est"

"Toda la verdad, diga quien la diga, viene del Espíritu Santo"

Ora como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti.

La medida del amor es amar sin medida.

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.

Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.

Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.

Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha comenzado a ser cristiano de verdad.

Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.

Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida.

Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja.

Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.

La oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre.

Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado.

"La simulación de la humildad es la más grande soberbia."

"¡Oh Verdad! En todas partes tú estás al alcance de los que te consultan, y respondes a un mismo tiempo a todos los que te preguntan, aunque sean cosas diversas. Claramente tú respondes, pero no todos oyen claramente. Todos te consultan sobre lo que quieren, mas no todos oyen siempre lo que quieren. Óptimo siervo tuyo es quien no atiende tanto a oír de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti oyere."

Cuando un hombre descubra sus faltas, Dios las cubre. Cuando un hombre las esconde, Dios las descubre, cuando las reconoce, Dios las olvida.
La ociosidad camina con lentitud, por eso todos los vicios la alcanzan.

La paz reside en la buena voluntad.

El que no tiene celos no está enamorado.

No hay riqueza más peligrosa que una pobreza presuntuosa.

Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados.

Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.

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