lunes, 29 de diciembre de 2008

El peor mal del mundo

Si le preguntáramos hoy en día a la Santa Madre Teresa de Calcuta:
"¿Qué cree usted que es el peor problema en el mundo de hoy en día?"
Pues quizás respondería el aborto, o las guerras, o el odio,...no sé algo así, verdad? Pues no, esta misma pregunta se la hizo el Padre George Rutler a la Madre Teresa, y esta fue su respuesta:

"Donde sea que vaya en el mundo entero, lo que más tristeza me causa es ver a las personas recibir la Comunión en la mano."

Sólo una mística y una verdadera enamorada de Jesús, puede dar esta respuesta. Causa sorpresa, y da que pensar. Esto es lo que dicen los Papas:
"Hay una carta apostólica sobre la existencia de un permiso especial válido para esto [Comunión en la mano]. Pero os digo que yo no estoy a favor de esta práctica, ni la recomiendo." (Juan Pablo II)
La Santa Comunión recibida en la lengua "significa la reverencia de los fieles hacia la Eucaristía... provee que la Santa Comunión será distribuida con debida reverencia... es más conducente a la fe, reverencia y humildad... La [Comunión en la mano] conlleva ciertos peligros con ella que pudieran surgir de la nueva manera de administrar la Santa Comunión: el peligro de la pérdida de reverencia por el Augusto sacramento del altar, de profanación, de adulterar la verdadera doctrina." (Papa Paulo VI)

Recibir Comunión en la mano debilita devoción frente al Santísimo(Vaticano febrero del 2008)
Se pierde el sentido de lo sagrado. En el momento que tratamos al Cuerpo de Cristo como cualquier comida, estamos diciendo eso, que es "cualquier comida", pero si viéramos que aquello es Sagrado y que solo las manos consagradas pueden tocarlo, porque es todo un Dios el que está ahí,...Está claro que fue algo malo que se introdujo y por desobediencia. Ahora con nuestro Papa Benedicto XVI, y con su gran formación y fe, comenzará a ir el río por su cauce.
"María se quedó junto al monumento, fuera, llorando. Mientras lloraba se inclinó hacia el monumento, y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. Le dijeron: ¿Por qué lloras, mujer? Ella les dijo: Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". Diciendo ésto, se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús. Díjole Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: Señor, si le has llevado tú, dime dónde le has puesto, y yo le tomaré. Díjole Jesús: ¡María! Ella, volviéndose le dijo en hebreo: Rabboni!, que quiere decir Maestro. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre."
(Jn 20, 11-18)

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