viernes, 12 de diciembre de 2008

Quien quiere ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios


"Quien quiere ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios"(Santiago 4)


No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (Juan 2:15-17)

Porque todo aquello que el mundo desprecia, es lo que tiene valor ante Dios. Pues sólo hay que fijarse en Jesucristo, siendo el mismo Dios, el mundó lo despreció, el mundo lo condenó, lo crucificó, y aún así, ¿insistimos en ser amigos del mundo? Nosotros, evidentemente, vivimos y estamos en el mundo, como María, como los apóstoles, como todo cristiano, pero no somos mundanos. Pues no estamos llamados a militar según la carne, sino según el Espíritu, que es lo eterno.

Cristo es la Piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.
Así dice la Escritura: “Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado.” Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, “la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser piedra angular”, y también: una piedra de tropiezo y una roca que hace caer destinados. (1 Pedro 2:4-8)

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